miércoles, 19 de junio de 2013

Sólo un quejío de mi alma


Briar Rose
De Edward Burne Jones (1889)


Sólo  un quejío de mi alma,
sólo una desolación, un quebranto,
un duelo por mi pena,
un funeral por el alma
la que carga con lo humano manipulado,
con la manipulación convertida en tara,
con el estigma en las venas transformando su fluidez vital
por el vaciado, por el desaguado, evacuando del humano lo humanitario
de eso, de lo natural, de lo equilibrado, de lo justo,
de eso,
de lo humanitario vaciado de las venas.

Porque quiero renunciar al corro.
Porque no pertenezco al corrillo, ni al racimo, ni a la tribu,
esa,
la del humano manipulado.
Porque daría la vida, la del humano,
porque no me representa.
Porque siento pena, decepción por lo que representa.

Ya los necios recuperaron el cetro de la indecencia
Ya se apoltronaron en el trono de la violencia,
y recuperaron los odios, los del pretérito del tiempo,
ya los vistieron con vestidos de actuales, de vigentes,
del presente de ahora cuando debía ser lo obsoleto,
 lo exiguo disuelto en el tiempo.

Ya el rebaño sigue los preceptos de los mandamientos,
de los plagiados, de los cambiados,
de los morales convertidos en inmoralidad manifiesta.

Cretinos, fantoches, ingratos, los que embrollan,
los confundidores de la manada,
la del humano manipulado,
de esa.

Ya un sólo y triste lamento emite mis labios.
Sólo un hondo quejío  se ahoga en  la garganta,
apenas traspasa, apenas se oye, apenas se escucha.
Y yo renuncio aquí y ahora a mi derecho de ser uno,
uno más de los humanos,
de los manipulados,
de esos.

Y ya cuelgo la bata, la capa, y las esperanzas,
porque me excluyeron, porque no entiendo los desatinos
ni a los abanderados del mundo, de los que marcan su territorio
de los que se erigen de sabios cuando de necedad están plenos.
Cuando lo injusto, lo ilegal, lo inmoral ocupa el mando,
el rango superior del escalafón del  miedo.

Cuando lo contrario no necesita enmiendas,
ni de legajos  enigmáticos, ininteligibles
que escribieron con letra pequeña,
¡Qué ya teníamos valores!
¡Qué ya venía con la marca, la del origen, la del nacimiento!
¡Qué esa es la sabia que no necesita de textos!
¡Qué se trae en las entrañas!
Las que marcan que
¡Yo soy tú, y en ti no vaciaré el contenido de lo que para mí no pretendo!
Porque de eso se trata.
Porque las murallas no valen,
ni las diferencias, ni los distritos de nacimiento,
ni los colores del envoltorio de lo humano,
ni tan siquiera los de la inteligencia.
Porque esta no pertenece al humano concreto,
porque se basa en la suma de miles de inteligencias.

Y no quiero confundirme y renuncio al ser humano,
al manipulado,
a ese.
Porque no quiero serlo
Porque mi bandera es otra.
La que llevo en el estandarte bordado con hilos de cristal dorado,
¡Yo soy tú, y no quiero para ti nada que para mí  “Yo”  no pretenda!
Pero el bordado corre riesgos,
porque el cristal es frágil de hechura, quebradizo de puntadas,
y el dorado de baratija, de bisutería, de la que se oxida,
de la barata.

Por eso el quejío de mi alma.
Por eso el dolor en el pecho.
Por eso renuncio ahora
sin poder renunciar en el tiempo de luego.

Porque soy un triste humano, aunque reniegue de serlo!!!!


2 comentarios:

  1. ....Cuando se expresa el sentir general, con la belleza y el amparo de las palabras. adecuadas y adecuadamente en su orden perfecto, para la hilaridad de los sentimientos..........

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