sábado, 1 de junio de 2013

A la Fantasía…


Night on Bald Mountain (draft for Fantasia)
De Kay Nielsen (1940)


El amor aún no se adentrado en los cobijos de la alcoba,
ni entre los pliegues de la piel mojada,
ni entre los recodos magistrales,
sedientos por beber,
sorbo a sorbo, cada uno de los besos.
Ni en el ensortijado del bosquejo,
ni  en la suave mirada,
ésas que erizan  las cerdas del alma,
estafando a la memoria para acaparar su cetro.

Ya la Fantasía implora,
el deseo aplacado se enfurece,
planta cara,
demasiado tiempo pernoctando en el sótano sin luces,
sin sombras,
compartiendo un espacio en lo olvidado,
en lo obsoleto del tiempo.

            ¿Qué hacer si el olvidado tiene dueño?
            ¿Qué hacer con el pretérito, que consumió, tantas horas de pasiones desenfrenadas?
            ¡Ésas qué quedaron olvidadas, en el olvidado del tiempo!

Pero la Fantasía no entiende,
y la fidelidad se trastoca con la contradicción de la mente,
la no merecedora de tacha,
sin erratas en su hechura.

Y la Fantasía reclama
deseosa de ser libre,
no coaccionada por la conciencia perfecta,
la de sin tacha,
esa, la del :

¡Yo para siempre, y tú para mí solo!,
          ¡Hasta la muerte!!!

Demasiado camino, demasiado trayecto,
demasiado esfuerzo,
y la Fantasía arrolladora no sucumbe,
se reaviva con un soplo de espejismo,
de alucinación por la aparición del espectro.

Porque aún carece de materia, ni de fisonomía concreta,
la que dibujará su rostro, su mirada,
la que haga temblar sus labios,
la que  mantengan en vilo su alma,
en vilo la sonrisa,
¡removiendo hasta las entrañas!!!,
apropiándose de lo indebido,
del pensamiento impoluto, virgen y casto.

Porque se trata de Fantasía deseosa por ser otra cosa,
de la afanosa por dejar de serlo algún día,
deseosa de la confirmación materializada,
por llegar a poseer la existencia formalizada,
¡por fin!,
de su ambicionada esencia.




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