lunes, 29 de abril de 2013

¡Solo un licántropo a medias!!!


Felslandschaft: Schlucht mit Ruinen 
De Carl Friederich Lessing (1830)





Desde el confín del infierno,
ese que está en el confín de los mundos,
desde el confín de los días,
de este,
del que fue,
del que será mañana.
Desde el acantilado profundo del castillo siniestro,
el licántropo de la noche me acecha cada noche,
acecha mi mente atormentada, día tras día.
Quiere herirme, quiere dejarme su huella,
quiere clavar sus colmillos hasta succionarme el  alma.

Pero yo me resisto, me resistí en el mundo del ayer,
en el de hoy,
en el de  mañana.
Y él no cede en su empeño,
y siento miedo de ceder en un momento,
de ceder a su porfía,
y no quiero morir desangrada,
muerta  porque me falta mi sangre,
muerta porque carezco de fuerzas, ni de vigor sin mi alimento.

¿Pero ya te has olvidado?, ¿pero ya no lo recuerdas?,
ya una vez fuiste mía y cediste a mi requiebro,
¿por qué no lo recuerdas entonces?

¡Porque grave error el mío!
¡porque ahora qué caigo en la cuenta!,
porque los recuerdos me recuerdan que en pasado del tiempo,
en un tiempo del pasado, un día ya fui su presa,
esa a la que dejó malherida, pero no muerta,
a la que dejó contagiada de su licantropía.

Pero ahora que recuerdo bien,
ahora que hago acopio de la memoria del tiempo,
¡hasta disfruté, y gocé entre sus fauces,
y llegué hasta el delirio, la quimera, el desvarío!
¡cómo una loca cualquiera,
cómo una desquiciada enloquecida!

Ahora me recuerdan mis recuerdos,
que en el ayer del pasado él ya  me clavó sus colmillos,
me desgarró el corazón,
me succionó la sangre,
me hipnotizó el alma.

¡Ahora lo recuerdo!,
ahora en este presente de ahora,
en el ayer del pasado,
en el mañana del mundo.
Recuerdo que ya quedé estigmatizada,
ya fui la adicta del rojo del sustento de su cuerpo,
que en mi sustento se ha convertido,
y siento sed de su sangre,
y deseo enajenarme con ella.
Porque ahora soy yo, y no el licántropo libertino, el seductor, mi asesino,
ese  que me seccionó el alma, a la que clavó sus colmillos.

Ahora soy yo el licántropo de la noche,
la asesina que espía,
la que le busca,
la que le acecha,
aunque  me miro al espejo y ya no me veo,
pero miro mis manos, ¡esas sí que las veo!,
y ahora no hay luna llena, y no aúllo,
ni tengo vellos en mi cuerpo,
ni mis colmillos aterran,
porque no fui su presa del todo,
sólo su presa a medias,
fui la que se quedó entre dos mundos,
mitad humano, mitad infierno,
y ¡ya no puedo escapar de mis miedos,
ni de mis angustias siquiera!
¡ya descendí a los infiernos,
a la oscuridad del abismo siniestro!

¡Porque ya que me quedé contagiada,
me quedé media viva, media muerta,
aunque solo sea un despojo,
una triste imitación a licántropo,
tan solo un licántropo a medias!!!!




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