domingo, 9 de septiembre de 2012

¡La decisión! (IV parte)



………..Sofía no pudo dormir en toda la noche, se levantó a las siete de la mañana, se fue a la cocina y preparó crêpes, y chocolate, luego se duchó pero no sabía que ropa ponerse, quería estar guapa, se dejó el pelo suelto, recordó que a él le gustaba, al final se colocó los vaqueros y una camisa arregló  el comedor y esperó, de repente  el timbre de la puerta sonó con insistencia, como teniendo prisa, y ella dio un respingo y se puso de pie, también tenía prisa, tenía ganas de verlo, pero de repente se paró en seco,
-¡Dios mío!, ¿qué hago ahora?, y Alejandro durmiendo todavía-, Sofía no tuvo tiempo de seguir pensando porque de nuevo el timbre sonó con más fuerza, ella aligeró el paso y giró el pomo de la puerta. Delante de ella estaba Alexandre, más guapo que antes, con una barba canosa que le proporcionaba  cierto aire descuidado, su pelo gris, una sonrisa encantadora y su mirada que la dejó desconcertada, no sabía que decir, ni cómo actuar……Alexandre se  acercó a ella y dándole dos besos, le dijo:
-¡Cuánto me alegro de verte, mon petite!-, estas igual que antes, como te he imaginado durante todos estos años, como te he soñado desde que me fui. Perdona, ha sido un pequeño lapsus, es que estoy eufórico, el saber que soy padre de Alejandro, me ha convertido en el ser más feliz de este mundo, y que tú seas la madre, mucho más.
-Pasa, Alejandro aún no se ha levantado, pero enseguida lo llamo, siéntate un momento-, Sofía no pudo articular ninguna otra frase, todo lo que acababa de escuchar le sonaban a frases irreales, a esas que se dicen los enamorados en los libros. Estaba temblando como un flan, y dejó a Alexandre en el comedor, y ella huyó hasta la habitación de su hijo, tenía que levantarse, tenía que ayudarla.
-Ya voy, enseguida me levanto, pero no dejes a Alexandre solo, va a pensar que es una descortesía-, le respondió su hijo, que tenía toda la razón, así que de nuevo fue al comedor.
-Perdona mi comportamiento esta situación es demasiado difícil para mí. Te debo muchas explicaciones, pero no tuve otra alternativa, lo hice para no comprometerte, no quería obligarte con una responsabilidad hacia alguien que solo era tu amiga, una compañera de las muchas que tenías, y que de repente   te iba a cargar de por vida con un hijo. Además tenías tantos proyectos, que no me atreví. Perdona.
-Alejandro me contó cómo fue todo, y tan solo tengo que sucumbir ante tu generosidad, pero equivocada, muy equivocada. 
-Tienes razón mi modo de actuar fue el equivocado, pero cuando Alejandro quiso saber de ti, yo empecé a buscarte, y parecía que no existías y así ha sucedido durante todos estos años.
-Lo de la equivocación no es por eso, si no porque para mí eras mi pequeña, pero mi gran amor, a nadie he querido más que te quise a ti, tenía miedo de esa locura que vivía todas las noches contigo, y durante todo este tiempo aún no he logrado borrarte de mi cabeza. Si me hubieses contado tu embarazo, yo no te habría dejado nunca, perdóname por no decírtelo en su momento.
Alejandro entró en el comedor, vestido y dispuesto a salir,
-Alexandre sobre las cinco estaré de vuelta, como habíamos quedado. Ahora os dejo, tenéis demasiadas cosas que contaros-, Sofía no sabía si alegrarse o salir corriendo, pero se quedó y hablaron durante horas y horas, aunque el tiempo pasó demasiado aprisa, velozmente, convirtiéndose tan solo en un sueño fugaz. Alexandre le explicó como en uno de sus primeros viajes le tocó ir a Goma, al este de la República Centroafricana, allí tenían montadas dos  clínicas móviles, la zona era muy conflictiva, las milicias estaban en continua lucha y  la gente tenía que desplazarse kilómetros para hacer una consulta médica. Alexandre no podía con tanto horror cuando le tocó ver como poblados enteros eran masacrados, reducido a cenizas, la gente descuartizada; a veces apresaban a las jóvenes a las que sometían a toda clase de vejaciones y luego se deshacían de ellas. La situación se estaba volviendo insostenible y les habían ordenado abandonar Goma porque corrían peligro,
            -Fue entonces cuando, sin pensarlo dos veces, cogí el todoterreno que teníamos y me dirigí hasta el campamento donde sabía que tenían apresadas a cinco jóvenes, no te puedo explicar cómo lo hice, porque ni lo recuerdo, el caso es que logré ponerlas a salvo llevándolas a otro poblado, pero una de las chicas que apenas tenía unos quince años la habían violado y estaba embarazada, su salud era muy débil y yo sabía que si la dejaba moriría. Mi actuación supuso un gran problema para la ONG, nos hemos llevado años sin poder acceder a ese poblado, y a mí me cambiaron la identidad, había un grupo de milicianos que tenía conexiones y se pondría en peligro mi familia, así que por eso tan solo te pude mandar tres postales, después Alexandre Lambert Duval tuvo que desaparecer ahora me llaman Paul.
-Lo siento te ha tocado vivir una vida muy dura, ¿aún sigues cooperando?
-Sí, no he dejado de hacerlo en ningún momento, ahora me habíais pillado en Francia visitando a mi familia, porque conseguí llevarme a la chica que rescaté, me tuve que casar con ella, para que pudiera obtener la nacionalidad, se llama Diane y su hijo, bueno nuestro hijo, se llama Eric,  nació en Francia, mis padres se ocuparon de ella y del niño,  ahora es todo un ingeniero, es un  hombrecito muy listo y estoy muy orgulloso de él. Ellos son mi única familia, hasta ahora. Pero tú, ¿cómo no te has casado?
-Bueno, hoy toca sincerarnos y contar la verdad, aunque salí con varios chicos ninguno, ni de lejos, logró penetrar en mi corazón del modo que lo hiciste tú, así que prefiero estar así, a mi modo soy feliz, bueno o lo que sea.
De repente el sonido de las llaves y la voz escandalosa de su hijo, le hicieron regresar a la realidad,
-Ya estoy aquí, ahora me toca robártelo, lo siento pero ahora es mío-, dijo Alejandro que entró en la casa como un elefante en una cacharrería, tropezando con todos los muebles, ¡es que la casa era tan pequeña, que era normal! Y los dos se fueron y Sofía se quedó aturdida, pormenorizaba en su mente todo lo que habían hablado y sintió nostalgia,
-Si se lo hubiera contado, nuestra vida hubiese sido diferente, me la he perdido y ya sí que no hay esperanzas, aunque en mi interior aún guardaba un pequeño atisbo de ella, ahora ya ha desaparecido por completo, el ya  tiene su familia.
Pero de nuevo la vida le tenía reservado otro varapalo, ahora Alejandro fascinado por la labor que Alexandre estaba desempeñado, había decidido ir con él, era la única oportunidad que tenía de resarcirse de la carencia de su padre, además también tenía sus mismas inquietudes, así que de la noche a la mañana, Sofía se quedó completamente sola. Su hijo se ponía en contacto con ella, cada vez que podía. Con Alexandre no volvió a hablar, tan solo le mandaba saludos a través de su hijo. Ahora sí que la nostalgia la había invadido por completo, ella era su única compañera. Pero de nuevo una llamada:
-Mamá, mamá, ¿estás ahí?, contesta.
-Sí, pero se oye muy mal, ¿te ocurre algo?
-Oye, escucha ha ocurrido algo muy grave, papá se había traído a Diane, y a Eric, que quería reencontrarse con sus orígenes, pero cuando venían para acá han atacado la camioneta y los han matado a todos, papá está vivo  de milagro, aunque está herido y totalmente hundido. Escucha, lo llevan para Bélgica, no se a que aeropuerto ni a qué hospital, tú tienes que informarte, te pido que estés allí para cuando llegue.
-¿Pero qué dices?, no te entiendo muy bien, como voy a ir yo, seguro que irá su familia, no es mi lugar.
-MAMAAAAÁ!!!!!!!, ¿te has enterado que han matado a su familia?, que ahora está solo, no le queda nadie,  tan solo estamos tu y yo, así que ponte en marcha ya. Yo no puedo abandonar el centro hospitalario, tan solo somos tres médicos y no damos a basto, son mucho los que nos necesitan. Besos te llamaré en cuanto pueda.
Sofía no podía creerse lo que estaba sucediendo, ¿tan cruel podía ser la vida con una persona que tan solo pretendía ayudar a los demás?, era demasiado triste-, pensó, y entonces se reveló, esta vez no se iba a equivocar, esta vez su decisión debía ser la acertada, y entonces descolgó el teléfono y se puso en contacto con la ONG donde le pudieron indicar el hospital al que trasladaban a Alexandre, se fue a la agencia de viajes, compro un billete para Bélgica, el avión saldría al día siguiente a las veinte horas, tiempo más que suficiente para guardar algo de ropa en una pequeña maleta, pedir en el trabajo un año de excedencia por motivo de enfermedad familiar, y dejar la casa medio en orden.
 Ahora la nostalgia había desaparecido, ahora una fuerza interior, inusitada y enérgica, la había acaparado, ahora tenía que tomar las riendas, tenía que luchar contra todo lo que se interpusiera entre Alexandre y ella, ahora ya no estaba dispuesta a perderlo, había llegado su momento.

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