lunes, 27 de mayo de 2013

Al progenitor fugitivo


The Girl I Left Behind Me

De Eastman Johnson (1872)


Para desandar lo andado, por el camino tortuoso del recuerdo,
por el pasadizo frio, maloliente, impúdico…,
prosiguiendo el sendero oculto, libidinoso y lascivo del subconsciente,
hasta encontrar mí sitio,
para establecer mí zona.

Y esquivo la lujuria de los indecorosos,
 las embaucadoras voces, esas que irrumpen en el silencio,
esas que me tientan a profanarlas,
porque de mí, ya se mofaron antes.

Porque no tengo historia,
porque carezco de sus recuerdos,
y me precipito por el lado oscuro,
por el patético y tortuoso
queriendo enmendar el oprobio
del desamor ejercido,
para que se convierta en desempeñado,
en amor del cultivado.

Para resarcir los lloros de los limpios,
para ensuciar aún más, el alma de los indecorosos,
hasta ejercer en mí historia.

Y descorro el camino recorrido,
desandando lo andado.
Y esquivo las voces maliciosas,
las que amedrentaron mi alma, la ofendieron, la enfangaron
con el fango de herejías y desatinos,
manchando el inmaculado espejo,
que refleja mi imagen de ahora, la de antes
la del comienzo,
desde el inicio del oprobio.

¡Para plantarles cara, y revolverme de  frente!,
con el descaro que me avala la ilegalidad,
por la infamia, instaurada por ejercida.

Para encontrar el sitio,
para encontrar el mío, el que me robaron los malhechores,
los intrigantes de historias,
al de este aprendiz de historia.



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