sábado, 17 de agosto de 2013

… donde pende mi cordura!!!!



La bebedora de absenta
De Pablo Ruíz Picasso




Como el viejo árbol herido en sus ramas,
de secas, desahuciadas…
De costra por corteza,
de añejas, rancias, 
casi vaciadas de savia,
casi momias del esperpento,
del todo inanimadas.

Como la noche de negro entumecida de luto.
Como el velero sin velas al viento, 
sin apenas soplo que le asista.
Como el silencio en el caos,
deseoso de imperar en la anarquía del desconcierto,
o el bullicio abrirse hueco entre el vacío de la sordina.

Así  razono cuando la cordura regresa
recordándome tu indiferencia.
¡El que no me sientes, el que no me aguardas!
¡El que no soy la farsante que te robó el alma,
ni que por mí desvarías!,
ni  que desato tus sesos,
¡estremeciendo, uno a uno,
los retales  de tu entraña!

Ya le robó la cordura un instante al minuto del tiempo,
sólo el minúsculo espacio,
ése que resta entre mi deseo y mi locura,
sólo, ése instante donde pende mi cordura.
Y ya me adentro en lo amargo, 
en el desaliento atroz de la mesura.
Y allí,
en ese lugar que ocupa, 
recupero la sensatez y el juicio,
recuperando a la vez el sufrimiento,
el desengaño,
el de saber  que no me razonas,
que no sucumbes ante mis llamadas,
¡qué no deseas ni un instante de mis sueños!,
esos que se llevará el viento,
aterrizando en el espacio,
en ese minúsculo espacio que me quedó de cordura.

Entonces,
percibo realidades del dolor y daño.
Entonces,
el peso del caudal me arrastra a la cloaca del desengaño.
Entonces,
solo entonces,
recupero la sensatez de lo indeseable que carece de deseos,
ese instante del minúsculo minuto,
ése que resucita al  recobrar la sensatez perdida.

¡Ya me agito, me volteo, 
invirtiendo la posición mi juicio!
¡Ya el relevo toca a muertos!
¡Ya la razón se disuelve!
Y se camufla en el leve instante,
en el triste equilibrio de la prudencia.
Y de nuevo renazco a la insensatez, al desatino,
a la locura manifiesta,
esa que abarca desde el todo hasta la nada,
¡suspendiéndose!
tan solo,
en el leve minuto del tiempo donde se impone mi cordura,
cuando la realidad se me impone
al deseo de saber,
¡qué algún día serás mío!!!

Y de nuevo retomo mi tranquilidad enajenada,
Y de nuevo recupero a mis sueños delirantes.
Y me fundo en el cobijo de sus brazos.
¡Qué me acurrucan!,
¡qué me susurran!
¡Te anhela!!!
¡Te ansía!!!
¡Te ama!!!

Ya retorno a mis entornos, 
y me deshago del instante perverso.
Ése,
que anda revolviéndome el juicio.
Ése,
el de la cordura,
a la renunciada por no deseada...

Ya  ¡por fin!, retoma el  espacio mi delirio,
Ya me deshago del instante,
del minúsculo minuto que le restan a mi triste locura,
¡Ya se diluye el instante de esa cordura,
que  alberga a la realidad siniestra!!!

 Porque quiero vivir,
y solo vivo, en el espacio del desvarío, 
del absurdo
y el disparate manifiesto!!!!

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