lunes, 12 de agosto de 2013

Amanece en Bores


Amanece en Bores, Peñamellera Baja, (Asturias)
Fotografía de Juan Cabrera Padilla



La Amanecida impera resplandeciente de brillos,
y la soledad respalda a la  Amanecida.
Ya el bello canto  recomienza en el alba, 
en lo recóndito de las montañas,
doblegando al silencio de las sombras.
recomenzando su periplo  lento,
pausado,
como sin prisas...

Porque se satisface, 
porque desmanteló a los  espectros de la noche,
a la confusión de su negro enlutado,
porque subordinó a los rayos del día,
doblegándoles hasta la espera de su partida,
porque se enorgullece y se recrea,
lentamente,
como sin prisas…

Porque es altiva, 
como sus cumbres dominadas;
presumida, 
por sus picos sometidos.
Y no tiene prisas, y la Amanecida despunta,
amaneciendo,
traspasando los umbrales del sombrío,
despacio, muy despacio
sin prisas…

Los latidos de la vida
inundan cada espacio mágico de las montañas altivas,
en el Infinito que se estableció en las alturas,
y se alió con la Amanecida,
y  se erigieron en dominadores del entorno,
dulcificando las angostas vertientes,
los declives tortuosos y escarpados,
con su  bruma bucólica,
rellenando las quebraduras de su hechura
con pinceladas nubladas de matices plomizos,
de colores impregnados con óleos de armonía.

Simulacro del deseo solapado 
de la omnipotente naturaleza...
Cuando el intruso devoto se convierte 
en  conquistador de lo imposible,
porque no es posible, ni tan siquiera poseer,
ni comulgar con lo perpetuo.

¡Ya, los titulares de lo deslumbrante 
protegen la perfección de sus dominios!
La penumbra del oscuro, se disuelve, se esfuma,
dejando paso a la radiante Amanecida,
que llegó lenta,
como sin prisas…


Ya participa el intruso con el convidado de piedra,
en la bruma, en la niebla…
Y edifica tallas de murallas de piedras,
de techos de tejas,
que les protejan de la noche negra.
Y se integran en el Infinito del bucólico paisaje
con pedazos de su inquebrantable figura.

Ahora la piedra encarcela cada una de las tejas,
cada escama que protege los tejados del intruso,
para sumarse a la arrasadora belleza
de la Altiva, la de los montes altivos,
de la Amanecida, de su infinita seducción
que nunca será finita,
porque es pura, porque es perfecta…

Porque es ella
ésa, 
la amante del Infinito,
ésa,
la Amanecida con su exquisita delicadeza!!! 

Ya participa el intruso con el convidado de piedra,
en la bruma, en la niebla…
Y edifica tallas de murallas de piedras,
de techos de tejas,
que les protejan de la noche negra.
Y se integran en el Infinito del bucólico paisaje
con pedazos de su inquebrantable figura.

Ahora la piedra encarcela cada una de las tejas,
cada escama que protege los tejados del intruso,
para sumarse a la arrasadora belleza
de la Altiva, la de los montes altivos,
de la Amanecida, de su infinita seducción
que nunca será finita,
porque es pura, porque es perfecta…

Porque es ella
ésa, 
la amante del Infinito,
ésa,
la Amanecida con su exquisita delicadeza!!!






2 comentarios:

  1. La noche le es propicia. (José Agustín Goytisolo)

    La noche le es propicia
    Todo fue muy sencillo
    Ocurrió que las manos que ella amaba
    Tocaron por sorpresa
    Su piel y sus cabellos;
    Que la lengua descubrió su deleite

    ¡Ah! Detén el tiempo
    Aunque la historia tan sólo ha comenzado
    Y sepa que la noche le es propicia

    Teme que con el alba
    Continúe con sed igual que siempre
    Ahora el amor la invade una vez más

    ¡Oh tú que estás bebiendo apiádate de ella
    Su garganta está seca, ni hablar puede
    Pero escucha su herido,
    Respira su agonía de un éxtasis
    Y el ruego: ¡No te vayas ,
    no, no, no te vayas!
    ¡Quiero beber yo!


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    Respuestas
    1. ¡Ah! Detén el tiempo
      Aunque la historia tan sólo ha comenzado
      Y sepa que la noche le es propicia....

      ¡¡¡Preciosa querido anonimo!!!!..., mil gracias!!!

      Eliminar