Jean-Baptíste y su hija
De Francois Gérard (1795)
¡Padre!
¡padre, socórreme!
¡padre
que tengo miedo!
¡qué
he soñado que no te tengo!
¡qué
te me vas de mi vera
y te
quedas en el silencio!
¡Padre
que tengo miedo!
Arrebújame
el alma
con
lo bello de tus cuentos.
Acurrúcame
en una nube blanca
para
hundirme entre algodones de cielo,
los
que tú pintabas,
para
inventarme los sueños.
Y
yo, tu niña linda,
y yo
tu princesa bella
con
corcel blanco
en
el castillo del cuento
con
cuatro almenas de peladillas,
golosinas
y fresas,
el
que tú edificabas para reavivar mis fantasías
las
que compartimos juntos,
las
que tutelan en silencio mi alma,
las
que ahora son mías,
mías
solas.
Porque
yo soy tu hija adorada, la preferida,
la predilecta…
¡Padre
qué tengo miedo!
¡padre
qué no quiero verte en las estampas de hielo!
¡qué
soñé que te perdía!
¡qué
no quiero recordarte,
porque
en mis recuerdos sufro
y no
quiero sufrir de ausencias
ni
de lejanías!
¡Padre
no te me vayas!
¡no
me dejes sola qué tengo miedo!
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