Martyr
in the catacombs (1886)
De
Jules Cyirille Cavé
Solo escribo, trazo
y expreso
en renglones cortos,
con letras de la utopía,
con sabor,
tan solo con sabor a poesía,
simulacros de versos,
de amarguras y lamentos repletos.
Porque yo soy la
voz que grita
dando clamor a las
voces apagadas de los muertos,
por ser su narradora,
la cronista,
la rapsoda de leyendas,
del deploro de las almas, de las heroicidades del cuerpo,
aunque sin liras acompañantes,
ni música que
corteje mis renglones cortos,
ni al recital de los versos.
Porque me comprometí con cada uno de ellos,
de los olvidados,
para que dejen de ser olvido,
y yo los convierto
en presentes,
en el tiempo presente del verbo.
Porque soy su confidente, y me relatan en renglones
cortos,
cada uno de los versos repudiados
por los versos del poema,
por la lírica,
por los padres de las palabras bellas,
por los que dicen bonito
en cada renglón corto,
con medida, tiempo y rima.
Porque no soy poeta,
aunque escriba en imitaciones de verso,
porque tan solo transmito el gemido,
la súplica y el clamor
de cada uno de los muertos,
¡hasta de los muertos en vida!,
de todos los muertos sin alma, de todos los de sin
conciencia
de pasiones retorcidas repletos,
deseosos por gritarle al viento su grito que impregnen el
firmamento,
porque yo solivianté
sus voces, con mi manejo en renglones cortos,
porque les di alas a cada una de sus letras,
a cada palabra,
a cada trazo de sus quejas,
porque ya los convertí en:
¡Incrédulos
qué no quieren ser abatidos por el verso ligado,
el congruente!
en, ¡desconfiados,
taciturnos de la noche,
consumidos
por el devenir del mañana, porque ya no poseen mañanas,
porque saben que el mañana, murió en cada esencia de su
existencia!
Ya le preste mis renglones a cada uno de los acallados del tiempo,
dando el clamor a sus
voces apagadas por la noche,
por el frió de sus cuerpos,
a cada uno de los
muertos,
de los de sin vida cierta, de los cenagosos del tiempo.
Ya mi alma pena por todos
y por cada uno de ellos
y me convierto en narradora, en la cronista de trayectos,
defensora de sus ruegos,
en renglones
cortos,
sin cortejo de armonías,
sin llegar a rozar, ¡ni de lejos, los versos de un poema!!!,
¡tan solo, son renglones cortos!…
¡Ésos con sabor,
tan solo,
con un pequeño esbozo, de sabor a poesía!!!