Detalle de antiguo bodegón
De Angustias de
las Cuevas (1987)
Y me invento relojes que paren el tiempo,
para que éste no fluya, para que no corra
y se quede lento.
Porque me falta vida para soñar ¡contigo!,
porque ando deseoso de alivio,
ávido de consuelo,
insaciable mis anhelos…
Y recorro las estancias olvidadas, en la memoria del
tiempo,
despacio, sin prisas,
recreándome en cada escenario, en cada efervescencia,
aquellas en las derretidas
de apetito, de deseo.
Doblegándome al torrente,
sometiéndome al poder de la lujuria,
cuando cedo a la sed de tu asedio.
Y retomo tu historia y la mía,
y me quedo atrapado mil horas en ellas,
reviviendo los minutos de mi hechizado tormento,
deseosos de tu piel,
de la gustosa por ser presa del placer excelso,
de ese que nos regaló el tiempo.
¡Porque no quiero
que corra, ni que pase el tiempo!,
Y hechizado me
siento,
y deseada te siento,
e insaciable por reposar contigo
en los minutos fatuos de ensueño,
para quedarme atrapado,
junto a ti,
a tu lado,
en la memoria del tiempo.
Y me invento relojes que paren el tiempo,
regalándome horas,
esas que aplazan y demoran,
logrando ¡por fin!,
el dolor de tu alejamiento.
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