“La noche estrellada”
De Vincent van Gogh (1889)
La
oscuridad me atrapó entre sus fauces,
y la noche se quedó anclada en mi alma,
porque
es allí donde mis sueños
poseen
alas, mis fantasías realidades,
mis
amores saciedades.
Y
yo sucumbo a su misterio,
a
su coquetería,
a
su juego, ese que me seduce y me atrapa.
Entonces
me abandono a la noche,
y
me dejo hechizar por su negra mirada,
ya
me siento protegida, porque la noche me
ampara,
porque
yo también soy su cómplice,
yo
la escucho como llora a escondidas,
en
la penumbra, en la sombra,
soñando
con ser una noche estrellada,
pero
las estrellas hoy atesoran su albor,
su
esplendorosa belleza,
resguardándose
bajo el manto de una luna celosa,
resentida,
envidiosa…,
y
se esconden del misterio de la noche,
porque
la noche es seductora, y hechicera
aunque su alma sea negra,
como
negra su mirada.
Y
yo escucho su penar y sus lamentos,
de
esa noche deseosa de ser una noche estrellada,
que
sufre, se lamenta,
y
llora,
y sus lagrimas se esparcen,
se confunden,
y
se alían con las gotas frías del rocío de la mañana,
porque
su pena se alarga hasta que el alba la apaga.
Por
eso me llaman el noctámbulo,
porque
soy amigo de la noche,
porque
amo a la noche abandonada.
¡Noctámbulo de la noche!, me gritan,
¡noctámbulo del día!
Porque
mi día se hizo noche, y mi noche, noche preñada
de
recuerdos, de miserias, de canto, de dolor y de alegrías,
donde
las dos nos somos fieles,
yo
a la noche,
la
noche a mi vida,
por
eso me llaman,
¡el
noctámbulo de la noche!, ¡el enamorado de la oscuridad y la sombra!
¡Ése!,
¡el noctámbulo del día!!!!
Que poema bello!
ResponderEliminarGracias "Anónimo", gracias por tu comentario.
ResponderEliminar¡Saludos!