Haunted House
De
Thomas Moran (1858)
Dispersarme en el aire, disolverme para no
encontrarme,
desaparecer en la bruma, ser ceniza del fuego,
para dejar de ser,
y llegar a ser
la olvidada, la errante.
Sin nada que dar,
sin tener que ofrecer,
sin miedos a fallar en este entramado siniestro.
Me aventuré en el espacio de dudas
cediendo los apéndices de mi cuerpo,
los del alma,
los del sueño.
Y sangré a corazón abierto,
y me desangre con cada palabra que herían,
ante desagravios perversos.
Y mi caminar se hizo lento,
¡demasiadas trabas!,
¡demasiadas piedras dificultaron mis pasos!
y mi derrota se hizo evidente,
por las palabras que herían,
por los desagravios perversos.
La gran
tristeza invadió cada poro de este desecho de cuerpo,
disolviendo los ensueños del comienzo,
y penetraron hasta la esquelética alma protegida,
cobijada por el acopio de
mis pellejos arrugados,
por los plegados por los años,
convertidos hoy, en los desechos del cuerpo de
antaño.
Entiendo de los sentimientos frustrados,
de las apuestas malditas,
de la vida entregada de minuto a minuto,
de cada paso inseguro,
de dudas ocupadas, repleta.
Pero entiendo que por inculta en las lindes del
camino,
en el de mi vida,
fallé en cada paso inestable, ante el recorrido tortuoso e incierto.
Y olvidados quedaron mis pasos,
porque se olvidaron ¡qué sí!,
que ya existieron en algún momento del antes,
y si fue así ¿porqué ni un atisbo de su doctorado
al comenzar, recomenzando de nuevo???
¿Se obviaron, o se perdieron los prospectos
indicativos?,
entonces reemprendo el aprendizaje,
a palos, a trancazos, a latigazos.
Y mi caminar se hizo lento,
¡demasiadas trabas!, ¡demasiadas piedras que
dificultaron mis pasos!
y mi derrota se hizo evidente,
y descubrí otra vida, la otra, la anterior de la
antesala de ésta.
Por eso el deseo,
por eso la urgencia de desaparecer en la bruma, ser
ceniza del fuego,
para dejar de ser,
y llegar a ser la disipada,
la olvidada, la errante….
Lo que tanto se sufre sin sueño por la sangre
ResponderEliminarse escucha que palpita solamente la rabia
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza
Las palabras entonces no sirven, son palabras...
Manifiestos, escritos, comentario, discursos
humaredas perdidas, neblinas espantadas
que dolor de papeles que ha de llevar el viento
que tristeza de tinta que ha de borrar el agua
Las palabras entonces no sirven, son palabras...
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino lo triste
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible y calla
Las palabras entonces no sirven, son palabras...
manifiestos, escritos, comentario, discursos
humaredas perdidas, neblinas espantadas
que dolor de papeles que ha de llevar el viento
que tristeza de tinta que ha de borrar el agua
Las palabras entonces no sirven, son palabras...
Siento esta noche heridas de muerte las palabras
Paco Ibañez
Precioso poema.., triste, desgarrador, melancólico,....,le van bien a mis "renglones cortos"
ResponderEliminarMil gracias por tu regalo...