Detalle de la obra “A Flock of Sheep in a
Snow Storm”
De Joseph Fargharson (1846-1935)
…Dime,
en qué espacio me aguardas,
y me convertiré en errante,
en vagabundo rastreador de tus pasos…
Dime,
en que minuto del día,
e invertiré la noche en día,
y remplazaré la brillantez por
las sombras…
Dime, vida,
en esta vida,
o en aquella otra que aún anda medio vacía…
Dime donde,
e iré volando,
o surcaré las olas de
tempestades y vendavales…
Dime cuando,
y revolveré las manecillas del tiempo,
para que coincidan en el minuto
prendadas…
Dime si estás ahora,
y estaré…
O si estuviste antes,
y redimiré mi alma hasta
moldearme en la anterior
o en la futura, y allí me
encajaría
Porqué no sé los sortilegios de que se valieron los
sabios.
No sé de los designios que marcaron
a fuego los dioses del Universo.
No alcanzo a descubrir donde comenzó
el error,
donde el dislate,
donde el disparate de echarte
tanto de menos
por no sentirte a mi lado…
Si somos el norte y el sur de
una misma brújula,
inservible, fallida,
incapaz de orientar el uno sin
el otro…
Somos el negro y el blanco,
que al fundirse, conforman el
ideal de la duda y la melancolía,
acaparando el paisaje,
neutralizando la brillantez de
la luminosidad cegadora,
y alentando a la oscuridad de las sombras,
para recrear la exquisitez de
la dulzura,
la que se posiciona en la justa
medida de las dos fases,
ofreciendo lo mejor,
la mezcla explosiva de la
tristeza y la alegría,
de la duda y la certeza,
del equilibrado posicionamiento
imperante entre el bien y el mal…,
para que dejen de ser
absolutos,
y se conviertan en posibles,
siendo pura perfección
de tan perfectos…
Porque no alcanzo a descubrir
donde comenzó el error,
donde el dislate,
por echarte tanto de menos
tan solo,
por no sentirte a mi lado…
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