Sunshine and haze
De
Charles Courtney Curran (1861-1942)
Pinceladas de alegría
inundan cada poro de mi piel
cuando estoy a
solas,
aquí, de espectadora
del bucólico escaparate
que se exhibe
desnudo, inmaculado,
deseoso de
engullirme,
y yo sé de su
enigmática mirada, y yo la reconozco,
ésa, la del paisaje
acrisolado que pretende encadenarme
al espejismo soñado de los dioses,
y es entonces
cuando escucho
los reclamos de lo más
sublime:
¡Ven!, -me reclama,
y yo me quedo medio
suspendida en el aire,
y mis pensamientos libres,
¡por fin, ésos díscolos y rebeldes!
Mi alma pletórica
de entusiasmo,
mi cuerpo
atiborrado de emociones.
¡Por fin el relajo
por la alucinación conseguida!
¡por fin mi quimera satisfecha!
Y mis fantasías de
infante, se revuelven en mi mente,
y mi esencia que se funde en el paisaje,
en cada pincelada
cierta
que se plasmaron
con los pinceles de seda
y cromatismos de cielo, con luces de contiendas,
que describen
segundos perseguidos y fugaces:
¡voy!, -respondo,
-ya soy tuya, ya deseo ser otro trazo de la brocha.
Ya me fundo en el
misterioso secreto que protegen los colores,
Y me quedo,
flotando en las alturas,
y no regreso,
sé que el descenso
es penoso, triste, frío y deshonesto.
Por eso me dejo
atrapar por la obra,
¡por fin logré
reencontrarme, revolviéndome en el cuadro!
Por fin, el creador
de la obra, se apiadó de mi alma,
y me integró en su
obra,
y me fundió con
cromatismo de aurora.
Por fin, soy suya entera,
completa, acabada,
fundida en la untuosidad de los colores,
perteneciendo a la
vida de la obra, por entero, por completa.
¡Por fin se obró el
milagro!
Y mi triste
confesión de que te amo, la evidenció el
artista,
y se apiadó de mis deseos con sabores a utopías
y me unió para
siempre a mi amado, y me dejó para siempre modelada,
junto al bucólico
que formaron cada pincelada cierta,
en los adentros de
la obra prohibida!!!!