A Kiss, Good Night
De Daniel Hardy (1826-1911)
Cádiz, 16 de abril de
2012
Querida, queridísima alma
protectora...
Sé que ni te lo imaginabas cuando formabas parte de este mundo, pero la muerte
te otorgó el don de la clarividencia. Y ahora sabes y percibes, que
fuiste el ser más importante de mi vida; mi madre, mi defensora, mi amparo,
aunque apenas se notara, porque tuvo que llegar la muerte, arrancándote
de mi lado, para que te echara de menos. Ahora tan solo tengo que esperar
a que llegue el momento de mi sueño eterno, ése que me llevará
hasta ti, allí se que me esperaras con los brazos abiertos y lloraremos y
reiremos juntas, tendremos otra oportunidad.
Aunque por ahora tengo que
conformarme, por lo menos te veo casi todos las noches, me visitas cuando
duermo, te metes en mis sueños; siempre estás ahí esperando a que el cansancio
se apodere de mí, y mi mente relajada pueda llegar hasta a ti, o tú hasta mí, y
en esas noches revivimos momentos que fueron reales, otros que forman parte de
nuestra imaginación que se unen para fortalecer el vinculo, ése que jamás se
rompió.
Recuerdo
como echabas de menos el haber tenido un hijo, tú, la que formaste parte
de nuestra vida implicando la tuya hasta límites insospechados, pero no te
sentías correspondida, tan solo eras la tía, y sabías que nadie te compensaría
por tus desvelos, por tus sacrificios.
Y tuviste razón, durante ese periodo en el que
permaneciste con nosotros, fue así, nadie lo apreciábamos, porque todo era
normal, eras uno de los pilares más importantes de nuestro hogar; siempre estabas
ahí, a nuestro lado, y tu entrega pasaba
desapercibida. Pero desde hace nueve años todo cambió, en mí se restableció la
ansiedad de tu compañía, como cuando era pequeña y te operaron, y no
estabas a mi lado, y por las noches lloraba, y quería que volvieras, y lloraba,
lloraba mucho.
Ahora
lloro cuando me rebelo y quiero dar marcha atrás para compensarte, para decirte
al oído que te quiero, para escucharte y aliviar tu sufrimiento; como siempre
lo hiciste conmigo, pero ahora ya no existe esa posibilidad, ya no puede ser;
ahora tengo que conformarme con verte por las noches en mis sueños, así,
de algún modo te sigo manteniendo junto a mí, como antes. Aunque se me hace
insuficiente, en mi interior te necesito; contigo se fue parte de mi historia,
de mi vida, y a veces me siento triste, y un nudo en mi garganta me impide
hablar, ¡dabas tu vida por la mía!, ¡qué tristeza sentí en aquellos momentos!,
ya tu final se acercaba, lo intuiste, y evitaste mi sufrimiento hasta el final,
yo lo sé, te conocía muy bien.
Te quiero tía, y quería
decírtelo, escribírtelo, ¡en fin, quería que lo supieras!
Tu querida sobrina, tu nena, tu Angusty, que no te olvida.
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