Vanity
De Bassie MacNicol (1899)
El espejo, me devuelve el
retrato del recuerdo,
la traición y el desacato de
la imagen protegida,
la que revuelve mis
requiebros con el tiempo,
reemplazando sus dibujos por
la deseada.
Pero solo es un instante,
el veloz instante, en un
instante del tiempo,
ya el espejo me devuelve
la estampa no deseada.
La marcada sin luces de
frías noches,
la dolorosa estampa, la del futuro del tiempo de la que es la añorada.
Donde, ya la nada aguarda,
porque en el mañana existe
la nada,
¡ya le ruego al recolector
de las colecciones de mis imágenes perdidas!,
¡ya le imploro y le suplico
al desalmado espejo del tiempo!
Porque miro y no veo,
ni reconozco,
ni intuyo el reflejo en el
artilugio de los vencimientos.
Ya no es nítido, ya es
opaco, impreciso.
Las razones de las fechas,
dejaron trazos imborrables en el alma,
pliegues en la peladura de
la estampa,
tildes en voluntad del
temple,
estrías, en la esquina de
los labios,
pinceladas de tristeza, en
la hechura,
en la de por dentro,
en la de por fuera.
Siluetas por los tantos años,
los pasados,
por los miles de minutos
exterminados,
claudicados…
¿Porqué
desfiguraron la estampa
que en el hielo se
conservaba sin tacha?
Ahora miro,
me observo en la cara del
espejo,
de nuevo el instante
benévolo
que se apiada de mi sombra,
ya me ofrece,
la facha, sin mácula.
La hechura, lozana de joven
casta,
de frescura limpia con sabor
a pudoroso,
¡por fin se apiada el espejo de mis estampas de
hielo!,
reproduciendo instantáneas
del recuerdo,
mitad olvidadas,
la otra mitad,
hacinadas, en los baúles que
protegen la memoria del tiempo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario