Pigmalión
y Galatea
De jean-Léon
Gérôme (1824-1904)
Corazones al
descubierto,
sin disfraces, sin
farsas ni disimulos.
Corazón sin
peladuras,
sin enfrentamientos
sin deslealtades.
Porque él no
entiende
de las artimañas
que emplean los seductores
que atrapan parte,
solo la nimia sombra
que ensombrece los ¡Te quiero!
de un corazón
abierto, sin dobleces,
al descubierto…
Ése que muere en
cada entrega,
Ése que sufre con
dolor de satisfecho.
El que reluce en la
sombra,
siendo la sombra su
techo…
¡Pero necio, insensato, absurdo!!!
¡Te faltan razones!!!
¿De qué hablas?
¿Cómo te atreves?
¡Pobre necesitado de las artimañas hechiceras!
¡Necio, qué por ti solo, no manejas!
¡Absurdo pretendiente del éxtasis!
¡Si no eres nada!,
solo la nimia de la
invisible capa
que cobija la
pasión, la euforia,
el complejo
paradigma de la felicidad
la plena, la completa,
la deseada
desde el inicio,
desde el brote
que germinara en
¡Te quiero!…
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