domingo, 30 de marzo de 2014

Regálame tan solo, un segundo de tu vida…



Le cirque bleu (1887-19859)
De Marc Chagall



Déjame seguir tus pasos,
ser  esa  huella, la que dejas
impresa en la frígida frialdad de la  nieve.
Déjame ser tu sombra,
la que aparece y desaparece
según la luz que nos asista,
pero  sin posibilidad de que te alejes,
sin  resquicio, sin atisbo de desunirnos…
Déjame solo eso,
tan simple de tan honesto.
Un minuto que se acomoda
en el tiempo,
el de tu tiempo.
El suspiro de unos pétalos acomodándose en la noche.
El pestañeo delirante de la rosa
ante el vendaval de una brisa siniestra.

Déjame ser el murmullo de ese caminar lento del riachuelo,
pequeño, imperceptible,
pero testigo fiel de un recorrido,
más que presagiado.
más que profetizado,
ser el concluyente, el categórico
que proclama su presencia
ante el tortuoso cauce que encamina
su camino…

Déjame ser tu aire,
ése que inspiraste
para invadir de vida tus aposentos,
deseoso por regalarte  la vida.
Aunque la suya se quede en el esfuerzo,
vacía,
enrarecida, sin vida…

Déjame un pequeño hueco en tus lamentos,
para que lo repartas,
para aliviarte del sobrepeso.
Déjame ser la comisura leve que establece  tu sonrisa,
para ser su cómplice,
su asistente en la alegría,
ser cómplice de su armonía,
y formar parte de ella.

Déjame dormir esta noche
en la parte más recóndita de tus pensamientos.
en la sección oscura de los censurados,
pero que están ahí,
a la espera,
impacientes por cambiar su sino
y por fin  acaparar su cetro.

Déjame esta noche,
tan solo esta noche,
acariciarte con mi mirada, delicadamente,
lentamente,
con lascivia…
Aunque sea en mis sueños,
en las ensoñaciones licenciosas
disolutas, y tristemente entristecidas…

Regálame  tan solo
un segundo en  tu vida…




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