domingo, 1 de septiembre de 2013

El espejo del tiempo…


Vanity
De  Bassie MacNicol (1899)



El espejo, me devuelve el retrato del recuerdo,
la traición y el desacato de la imagen protegida,
la que revuelve mis requiebros con el tiempo,
reemplazando sus dibujos por la deseada.

Pero solo es un instante,
el veloz instante, en un instante del tiempo,
ya el espejo me devuelve
la estampa no deseada.
La marcada sin luces de frías noches,
la  dolorosa estampa, la del futuro del tiempo  de la que es la añorada.
Donde, ya la nada aguarda,
porque en el mañana existe la nada,
¡ya le ruego al  recolector
de las  colecciones de mis imágenes perdidas!,
¡ya le imploro y le suplico al desalmado espejo del tiempo!

Porque miro y no veo,
ni reconozco,
ni intuyo el reflejo en el artilugio de los vencimientos.
Ya no es nítido, ya es opaco, impreciso.
Las razones de las fechas, dejaron trazos imborrables en el alma,
pliegues en la peladura de la estampa,
tildes en voluntad del temple,
estrías, en la esquina de los labios,
pinceladas de tristeza, en la hechura,
en la de por dentro,
en la  de por fuera.
Siluetas por los tantos años, los pasados,
por los miles de minutos exterminados,
claudicados…
¿Porqué  desfiguraron la estampa
que en el hielo se conservaba sin tacha?

Ahora miro,
me observo en la cara del espejo,
de nuevo el instante benévolo
que se apiada de mi sombra,
ya me ofrece,
la facha, sin mácula.
La hechura, lozana de joven casta,
de frescura limpia con sabor a pudoroso,
¡por  fin se apiada el espejo de mis estampas de hielo!,
reproduciendo instantáneas del recuerdo,
mitad olvidadas,
la otra mitad,
hacinadas, en los baúles que protegen la memoria del tiempo...



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