sábado, 25 de mayo de 2013

El final incierto…


Flute Concert at Sanssouci Palace
De Adolf von Menzel (1850-1852)


¡Cinco movimientos!
Cinco tendrán que ser, lo ha exigido el autor de la función,
de la ceremonia,
del espectáculo de la obra,
la de la vida,
la Gran Sinfonía de Mi Vida.

Así lo ha decidido, así lo ha dispuesto.
Él es el Destino, el autor de la Obra,
contra él no se oponen las resistencias,
contra él, no hay réplicas,
ni alegatos.

Y el director lo acepta,
aunque aún no esté conclusa,
porque aún desconoce el  quinto,
el quinto movimiento,
¡el que resolverá Mi vida!

            ¡Ya lo decidiré, no hay prisas!
            ¡Dependerá de mis deseos, de mi capricho!

Ya la orquesta se prepara,
el ensayo va a dar comienzo de los cuatro consabidos,
de los cuatro movimientos.

Éstos si están completos,
éstos si están resueltos.
Decidía su intensidad,
dramática, trágica, conmovedora, emocionante.

Repleta de sentimientos del alma
de ambivalencias,
de contraposiciones del cuerpo.
¡Comenzarán con los arrebatadores scherzos,
llegando hasta los arrasadores adagios!

El Destino,
el omnipotente, frío y calculador,
 ya tiene preestablecida  ¡la gran Obra!,
 ¡la Gran sinfonía  de Mi vida!

Y los músicos están preparados,
las cuatro familias de instrumentos,
al acecho,
atendiendo a la batuta,
haciendo caso a sus movimientos.

Unos participaran de la totalidad de la obra,
otros esporádicamente,
pero influirán en la obra marcando la vida
la de la protagonista de la Gran Obra,
¡la de Mi vida!

Y ¡por fin el  ensayo!
Y de repente ¡algo falla!,
aquel violín entró antes de tiempo,
la flauta emitió un sonido discordante,
el agudo, ambicioso,
el bajo, ñoño.

Y de nuevo se retoma,
se recomienza, el ensayo.
¡Ahora todo parece ir bien!,
aunque alertados, preparados,
las complicaciones deseosas, pululan por irrumpir en la Obra.
Y surgen las complicaciones
y se ensaya hasta el Infinito,
siendo finito su tiempo.

 Y ¡por fin la representación en el escenario!,
para presentar la escena,
la de la vida,
la de Mi vida.

Ahora será lo que deba ser, los músicos han comenzado,
la protagonista se halla inmersa,
sin posibilidades de escape, de huida,
ya el Destino, su creador, así lo ha decidido…

Y comienzan los violines
con su periplo sereno,
para llegar al agudo,
el de sus notas agudas.

Y da comienzo la Obra,
La Gran obra de Mi vida,
la carente de ese quinto movimiento,
el aún no decidido,
del inconcluso,
el qué será lo perplejo
el qué sorprenderá al  gran público.

Ése,
el de mi final desconocido.

Ése,
el aún no decidido
el inseguro,
el final incierto!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario